Una de las características fundamentales en el trabajo de Agustín Ibarrola es la vinculación con el entorno en el que desarrolla su actividad artística. No solo el entorno físico, también el emocional. Desde sus comienzos, el tránsito entre el naturalismo descriptivo y la anotación discursiva, entre la figuración expresionista y la abstracción analítica, ha sido constante. No son tendencias contrapuestas, son una manera de entender la diversidad en el arte y en la vida.
A través de su compromiso social y político y sus vivencias con las vanguardias históricas, desde su pertenencia a Estampa Popular o al Equipo 57, ha ido definiendo una seña de identidad compleja y plural que huye de cualquier clasificación o estratificación.
Sus obras de pequeño o gran formato, cuadros o esculturas, sus series de grabados, la investigación con todo tipo de materiales y el permanente trasvase multidisciplinar, ha ido configurando un auténtico laboratorio de ideas, lenguajes y expresiones propias con las que ha ido nutriendo toda su producción artística.