Vidal de Nicolás

(1964)

Yo he visto crear estos cuadros, estos dibujos, día a día. En medio del frío, del silencio y de la esperanza. He visto a Ibarrrola mojar su escoba, su brocha gorda de artesano en unos platos de aluminio castrense donde la pintura tiene su más sobria grandeza.

Ibarrola pinta con la boca fruncida rodeada de barba hirsuta; el ojo enfebrecido va quemando la tela en miradas como grandes abrazos; el cigarrillo se le va consumiendo entre los dedos.

¿Se improvisa la pintura, se inventa? ¿Se copia la naturaleza?

Cuando yo he visto pintar a Ibarrola, toda naturaleza quedaba reducida a una cigüeña puesta en equilibrio sobre una sola pata. Un trozo de cielo a la parrilla. Incomestible.

Impúdico, el pintor trabaja entre mirones que conocen sin restricción su «cocina» y su «modus operandi». No mezcla los colores, los aplica puros, a grandes brochazos, a cariñosos, a rabiosos brochazos. El cuadro crece. ¿El cuadro o los personajes del cuadro? Crecen esas manos hipertrofiadas por el trabajo, esas espaldas que se doblan, esas caras roturadas en que la boca no se sabe si va a gritar o a cantar. A cantar sin duda.

Si digo que me gustaba lo que pintaba no sería sincero. Me emocionaba, me taladraba con cada pincelada. Sacaba mi verdad a flote y la ponía a navegar en torno a sus mineros y sus hombres de piedra.

¿qué dramático es el arte, qué verdadero! No lo sabe bien quien en la comodidad del estudio va haciendo su tranquila caligrafía cotidiana.

Cuando se ve el esfuerzo, se ve también la ambición de la obra. Llegar lo más lejos posible a todos los ojos, hacer insoportable la cuadrícula que aprisiona a las figuras, deseosas de ámbitos más grandes. Figuras de mural retenidas en el rectángulo de una sábana. Hombres que doblen el espinazo para no tocas el marco superior.

Agustín Ibarrola ha vuelto la cabeza y me ha preguntado:-¿Te gusta, poeta?

No, no me gusta. Me emociona, me taladra. Como he dicho antes. Esta noche no voy a por dormir. Me has desvelado, querido Agustín. Sigue pintando, sigue desvelando a la gente a brochazos. Salud a ti.